La próxima revolución verde es un artículo publicado por la
revista National Geographic en octubre de 2014.
Este artículo analiza cómo solucionar el problema de
hambruna en zonas de África, originado por la pérdida de cultivos que son
destruidos por diversas plagas, además del efecto que tienen los avances tecnológicos
en la industria agrícola.
El artículo comienza con la historia de Ramadhani Juma, un
campesino africano, que cuenta cómo sus cultivos de yuca están muriendo. Él
supone que se debe a causas ambientales, pero con ayuda del técnico agrícola
Deogratius Mark descubren que los verdaderos asesinos de sus cultivos son los
virus.
Estos virus son ocasionados por moscas blancas, llamadas aleuródidos.
Son dos virus los transmitidos por estos insectos: El primero hace estragos en
las hojas de la yuca, el otro destruye su raíz comestible.
Debido a que la yuca alimenta a más de 250 millones de
personas en Tanzania, su cultivo es indispensable. Por eso conseguir una
solución es uno de los grandes desafíos del siglo.
Cabe destacar que el cambio climático producido en los
últimos años, y el crecimiento poblacional que aumenta cada vez más acentúa el
problema. De no ser solucionado se podría producir una crisis global.
En la década de 1940 se comenzó a experimentar con la
reproducción selectiva, haciendo posible la creación de un trigo que invierte
más energía en producir granos que en desarrollar los tallos no comestibles. A
partir de esto se hizo un trabajo similar con el arroz y otros cultivos.
Uno de los resultados de los experimentos con arroz es el “IR8”,
que fue creado a través de cruzas selectivas por el fitopatólogo Peter
Jennings. Esta variedad crece más rápido y con más eficacia que el arroz común.
Fue bautizado como Arroz India por el papel que desempeñó en evitar la hambruna
de ese país.
En la actualidad se consigue una producción eficaz de
cultivos a través de los productos Genéticamente Modificados (GM), que se
hicieron vigentes a partir de los años noventa. Estas técnicas son usadas en el
11% de la tierra cultivable mundial, que incluye la mitad de los cultivos
estadounidenses.
El Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI
en inglés) trabaja esencialmente con el método de reproducción selectiva,
aunque también experimenta con GM, pero solo planea sacar GM’s al mercado como
último recurso.
Un ejemplo de trabajos con GM es el de la fitopatóloga Pamela
Ronald, que en 2009 aisló un gen del arroz indio oriental llamado “Sub1”. La
característica peculiar de este gen es
que permite al cultivo de arroz sobrevivir dos semanas bajo el agua, mientras
que el arroz común solo soporta tres días.
Se polinizó el arroz Sub1 con una variedad muy sabrosa
llamada Swarna y, a través del método de reproducción asistida por marcadores,
se pudo obtener el Swarna-Sub1, un arroz sabroso y resistente a las
inundaciones. Esta nueva variedad ha sido plantada en Asia, donde cada año las
inundaciones destruyen unos 200 mil kilómetros cuadrados de cultivos de arroz.
Con este cambio, los agricultores producen 25% más arroz que antes.
A pesar de la alta eficacia que tienen estos nuevos cultivos, los agricultores como el antes mencionado Juma temen a los GM, por ser un tipo de método al que no están acostumbrados a trabajar. Por esto, los agrícolas pobres de África e India desarrollan técnicas de cultivo de baja tecnología, como plantar diversas clases de cultivos para proteger los que son vitales. También cultivan girasoles silvestres, que son más atractivos a las moscas, para alejarlos de sus preciados tubérculos.
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Redactado por Arturo Cuya Reyes
e-mail: rcuya@yahoo.es
Teléfono: (51) 996-9899-33
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