Esta obra maestra, de 700 páginas, publicada en 1862 y escrita por el
francés Víctor Hugo (1802 – 1885), narra diferentes historias que se entrelazan
para formar una de las mejores novelas del siglo XIX. La trama principal narra
la vida de Jean Valjean, un ex convicto que quiere rehacer su vida tras 18 años
de prisión.
Esta historia comienza con el Obispo de una apartada ciudad
francesa, apellidado Bienvenido, una persona humilde que dedicaba su vida
plenamente Dios y a servir al prójimo. Él acostumbraba alimentar a los pobres y
recibir forasteros en su casa. En cierta ocasión, un forastero llamado Jean
Valjean llega a esta ciudad Este buen hombre era rechazado cruelmente por los
posaderos de la ciudad, puesto que llevaba consigo el pasaporte de “ex
convicto”, por lo que no merecía respeto alguno.
El Obispo Bienvenido,
que en esos tiempos se le nombró Monseñor, recibió felizmente a Jean Valjean y
lo trató como a un pariente, esto confundió a Jean. Él bien sabía que pronto
tendría que abandonar la casa del Monseñor, así que planeó robar los
candelabros de plata que conservaba con mucho celo el religioso, para así
venderlos y tener con qué pasar algunos días.
Sin embargo Jean fue atrapado en pleno robo por el Monseñor.
Aunque fue regañado por Bienvenido, el buen cura le permitió conservar los candelabros para luego venderlos, además
de algún dinero para seguir su viaje. Con la condición de que cambiara su vida
para bien. Esta promesa que le hizo al padre le hizo reflexionar, y desapareció
su ira contra la sociedad para convertirse en un hombre de bien.
Mientras estos acontecimientos ocurrían, muy lejos de la ciudad
antes mencionada, En la ciudad llamada “M.” Vivía una muchacha llamada Fantina.
Ella fue abandonada por su enamorado cuando este se enteró que estaba
embarazada, por esa razón, Fantina y su hija vivieron en la pobreza. Fantina tuvo
que dejar a su hija Cosette a cargo de la familia Thenaider, unos estafadores
que solo aceptaron cobrando una mensualidad por cuidarla.
Cuando Jean pudo rehacer su vida con las palabras que el
Monseñor había depositado en su corazón, se dirigió esta ciudad llamada M.
Cuando llegó, se dio cuenta de que el pueblo era pobre porque no sabía cómo
aprovechar sus recursos, que eran usados ineficientemente para producir una
imitación de azabache inglés. Consiguió sustituir la resina por goma laca en la
producción y rápidamente se hizo rico por las fábricas que había construido. En
esos tiempos, Jean había conseguido que se le conociese como el señor Magdalena.
El señor Magdalena conoció a Fantina, que trabajaba en una
de sus fábricas. Ella le contó que su hija era cuidada por los Thenaider y que
estos cada vez pedían más dinero por cuidar a su hija. Cabe destacar que
Cosette era cruelmente maltratada por los Thenaider, que la usaban como
sirvienta, a sus cortos 5 años, pero Fantina no lo sabía.
Uno de los policías que asistía al señor Magdalena era
Javert, un hombre muy astuto, que seguía a la ley como a su religión y no tenía
piedad por los culpables. Javert logra descubrir el pasado del señor Magdalena
y lo denuncia como el ex convicto que entró a la ciudad de M. Sin mostrar
pasaporte, lo que era cierto, porque cuando Jean llegó, salvo a unos inocentes
de un incendio, por eso, entró a la ciudad como héroe y no se preocuparon por
el pasaporte. Sin embargo, mientras estaba encarcelado, Jean es parte de otro
acto heroico, salvando a un compañero
atascado en el estribo de un barco. Con esto logró que le dieran por muerto, ya
que después de salvarle, se sumergió en las aguas y creyeron que había caído.
Luego Jean vuelve a la pequeña ciudad llamada M. a visitar a
Fantina, pero la encuentra en su lecho de muerte. Al fallecer Fantina, Jean se
viste de luto y va a recoger a Cosette, porque le prometió a la madre que iba a
cuidar de su hija. Jean cría a Cosette como a una hija y después de muchos años
escapando de la policía, se siente plenamente feliz con su nueva vida.
Paralelamente en la historia, aparece Marius, hijo de Jorge
Pontmercy, soldado que batalló junto a Napoleón, que por sus actos fue
condecorado como Barón por el emperador. El abuelo materno de Marius y suegro
de Jorge Pontmercy, le negaba ver a su padre, pues lo consideraba la deshonra
de la familia.
Marius creció en esta atmósfera donde culminaba la edad
moderna. Cuando cumplió 17, la verdad se abrió ante sus ojos, el Absolutismo no
era la respuesta política correcta, sino la Democracia. Al comentar esto a su
abuelo, el señor Gillenormand, este lo expulsó de su casa, por lo que Marius se
volvió un indigente.
Un día, cerca de la nueva y humilde casa de Marius, en el
parque de Luxemburgo, Marius descubre
con miradas a Cosette. Ambos se miran uno al otro sin entender por qué. Después
de esta experiencia, Marius se da cuenta de que lo que siente es amor, así que
va todos los días a la misma hora al parque para observar a Cosette, que
siempre estaba sentada junto a su padre.
Poco a poco el amor entre los dos se va intensificando.
Finalmente Marius decide averiguar donde vive Cosette y la busca. Ambos se
declaran su amor y se vuelven novios.
Para este momento, la Revolución Francesa surgía por lo que
Marius fiel seguidor de la causa acude a una de las barricadas organizada por
los amigos que hizo cuando se mudó. En esta oportunidad, Marius casi muere,
pero es salvado por un supuesto veterano, un anciano que acude también a luchar
por la causa, que resulta ser Jean Valjean. Jean descubre donde vive Marius por
la carta de amor que le dejó a Cosette, en la que aseguraba que aquella noche
iba a morir y pedía que dejaran su cadáver en la casa de su abuelo
Gillenormand.
Jean fue con el cuerpo agonizante de Marius a la casa de
Gillenormand. El duro abuelo rompió en llanto cuando vio volver así a su nieto,
a pesar de haberlo tratado tan mal cuando vivía con él, lo amaba. Después llegó
Cosette para hacerse cargo de su amado, que estuvo en cama por algunos días.
Cuando finalmente despertó, le pidió matrimonio a Cosette, quien aceptó sin
dudarlo.
Luego de esto Jean volvió a su hogar en Luxemburgo, donde
reflexionó y se dio cuenta que lo único que lo mantenía con ganas de vivir,
Cosette, se iba con el señor Marius. Finalmente decidió quedarse y morir sin
que Marius o Cosette se enteraran, pero uno de los criados del señor
Gillenormand fue a ver por qué se ausentaba tantos días Jean Valjean después de
la boda. Jean se lo contó y el criado fue inmediatamente fue a informar a
Marius.
Cosette y Marius fueron a ver a Jean en su lecho de muerte.
Él les explicó que no quería vivir más, pues su hija se iba con su marido.
Marius le suplicó que se quedara en su casa y Cosette le hizo entender que nada
cambiaría entre ellos y que se iban a seguir viendo. Jean finalmente aceptó,
pero ya era demasiado tarde, su anciano
cuerpo estaba debilitado por la depresión y aunque hubiera recuperado su
felicidad, finalmente falleció frente a Marius y Cosette, no sin antes desearles una larga y feliz vida.
Jean Valjean fue enterrado en el lugar más alejado del cementerio
más sencillo de la ciudad, con una piedra vacía como lápida, tal como había
pedido en su testamento.
Lamentablemente tuve que omitir en este resumen acontecimientos de la
obra no tan importantes como la historia de los Thenaider o el pasado de
Fantina. Lo escribí así para mantener la esencia de la obra y no extender más
el resumen.
Esta obra maestra es una de las pocas que me ha parecido tan
fascinante, no solo por su complejidad de historias, que finalmente se unen
para dar un resultado final, donde todo lo leído cobra sentido. Sino también
por la genialidad de Víctor Hugo en la narración, realmente te hace vivir la
obra, preocuparte por los personajes y querer saber qué hay al otro lado de la
página.
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